Barcelona 14 de Abril 2013.
Lucía se despierta de un sueño un tanto inquietante.
Son las 9 de la mañana y a las 12 tiene una entrevista de trabajo muy
importante en el centro de Barcelona. Se trata de una editorial que necesita
algún/a profesional dedicado al periodismo de información enfocado en la
actualidad. Es la hora, se dispone a entrar a la sala, está muy nerviosa puesto
que es su quinta entrevista de trabajo desde que la despidieron de la redacción
de un periódico local en el que trabajaba desde el año 2009.
El responsable de Recursos humanos, se dispone hacer
una presentación sobre la editorial, los autores y autoras que han trabajado y que
trabajan para ella y sobretodo sobre los propósitos como empresa. Le habla de
que necesitan a una persona que pueda provocar expectación para la publicación
de una revista y que por ende, tenga éxito asegurado. Parece amable y honesto
pero Lucía tiene muy claro a lo que aspira en su futuro profesional y sobretodo
en su condición como mujer. El responsable continúa con la presentación, con los objetivos y unos
minutos más tarde, decide entrevistarla. Lo más destacable de esa ronda de
preguntas fue una dirigida a su brillante expediente y averiguar la razón de su despido en su
anterior trabajo.
Lucía fue honesta y respondió:
- El foco de
toda aquella situación fue la creación de un artículo que redacté sobre las
mujeres, el papel que han tenido a lo largo de las historia junto con los
acontecimientos que han agrandado la cultura del mundo y su respetable y amplia
dedicación en todos los aspectos; desde el fruto literario de los géneros,
hasta la amplia lucha por la defensa de su propia condición. Esto mismo lo
publiqué en un artículo que a su vez, hablaba de la violencia de género y del
machismo que por desgracia, aún existe. El
artículo fue publicado durante un mes de febrero y en el final de mismo ponía
una frase que siempre me recordaba mi abuela: “ Nunca olvides el legado que
llevas detrás y no el de tu única familia, si no el de todas las mujeres que sufren
por lo mismo, por ello hay que luchar, Lucía.”
Ese mismo día, por la tarde, recibo la llamada del
director de mi departamento y yo misma me sorprendí puesto que sus palabras
fueron muy desagradables: - “ Lucía quiero que quites ese articulo de inmediato,
me parece bien que estes orgullosa de ser mujer, pero no creo que hablar del
machismo en el periódico sea lo más indicado. Este periodico lo compran muchos
más hombres que mujeres, y a los hombres no nos importan esta clase de
noticias, estoy muy disgustado, decídate a los tuyo y escribe algo sobre el
presidente del gobierno que pueda alzar posición o bien sobre la moda y las
cremas anticelulíticas.
Tras este mensaje, me enfurecí, no estaba dispuesta
a poner lo que articulaban las normas, porque no me había saltado ninguna, yo
hablaba sobre la actualidad y la actualidad era esa. La semana siguiente, seguí escribiendo artículos bajo la misma línea,
pero esta vez, disfrazando palabras, a
pesar de que habían conceptos llenos de ironía e indirectas y ya no me importó
poner mi nombre y apellidos bajo cada artículo a pesar de exponerme a posibles
consecuencias.
Yo misma pensé que el mismo director, entraría en
razón, pero la realidad era otra bien distinta. El señor director saltó a los
medios por un caso de abuso sexual a una menor y la noticia nos sorprendió a
todos, gratamente. Ahora podía entender el porqué de tanto desprecio frente a
mi artículo. En aquel momento, él estaba en Francia y ajeno a mis publicaciones
y a todo, seguía disfrutando de viajes
de negocios con comerciales. Pocos días después del salto de la noticia, lo primero
que hizo fue volver y antes de ser sentenciado, se dispuso a intentar hacer un
lavado de imagen del periódico, y en ese lavado de imagen entraba yo, me
despidió.
-
- Lo siento mucho Lucía, te puedo
preguntar cuáles son tus objetivos?
- - A día de hoy, no cometer más errores,
ser más valiente a la hora de escribir y a pesar de tener miedo por lo que
pueda pasar, realizar mi propia tarea como periodista, informar con exactitud.
Animar a las mujeres a que todo tiene que tener nombre y apellidos, a que no
debemos de tener miedo, hemos creado una gran herencia literaria y algunas de
nosotras bajo seudónimos, por miedo a las críticas o la propia opresión de los
gobernantes. Esto no puede ocurrir, somos mujeres pero no únicamente para
hablar de cremas ni de faldas, podemos relatar historias únicas, poemas
fantásticos, podemos ser grandes empresarias o grandes madres. El machismo debe
acabar, y tenemos el legado de mujeres que nos han ayudado a progresar en el
pasado, ahora debemos continuar, por ellas y por nosotras.
-
- Gracias Lucía, te llamaremos.
María Marín Fernández